AMOR POR LA PSICOTERAPIA

“El mejor remedio para el hombre, es el hombre.
El más alto grado de cura, es el amor.”
Paracelso

La vida toda tiende a la evolución, el reino mineral florece en la transparencia de las piedras preciosas, el vegetal florece en el color y aroma de la flor, el reino animal florece en el instinto de protección y el hombre florece en el amor. La psicoterapia es un viaje interior hacia el amor. El amor sana todas las heridas, despeja todas las confusiones, une lo que estaba separado, dividido, fracturado y nos completa. El amor es alquímico, nos transforma. La psicoterapia así vivida es considerada por quienes la vivimos lo mejor que nos pudo pasar.

Es un proceso de aumentar la consciencia, la presencia para experimentar la vida de forma más armoniosa. A mayor amor, mayor sabiduría, a mayor sabiduría más capacidad de vivir sin generar  conflictos y de resolver los que vienen solos. Una de las vertientes del amor es el autoconocimiento, conocer nuestras sombras nos permite dejar de huir de nosotros mismos, identificar nuestros talentos nos permite reconocer nuestras metas, identificar nuestras necesidades reales nos permite ser fieles a nosotros mismos, identificar nuestras afinidades nos permite tener relaciones profundas; confiar en nuestro potencial nos permite realizarnos.

A muchos de nosotros nos llega un momento crucial, en el que comprendemos que cuando sufrimos, cuando estamos perdidos, cuando nuestros sentimientos son frustrantes, cuando creemos que hay muchos problemas afuera, lo que ocurre es que estamos percibiendo el mundo desde nuestro conflicto. Comprendemos que actuamos desde esa distorsión y generamos nuevos conflictos; ese momento es el de comenzar psicoterapia.

Los únicos demonios del mundo
son los que corren cerca de nuestro corazón.
Allí es donde debería librarse la batalla.
Mahatma Gandhi

En el encuentro con el psicoterapeuta uno se ve a sí mismo, llora, se pelea con su historia, hace las paces con su historia y acaba agradeciéndola. Sólo si hemos hecho las paces con nuestra historia podemos ser felices, ser creativos, responder al mundo con lo mejor de nosotros. En otras palabras ser feliz tiene como condición tener un buen carácter.

Es fácil amar la psicoterapia cuando se la entiende como el proceso de elevar nuestra visión, de identificar lo bueno, lo verdadero, lo sano y de darnos la fuerza para elegirlo.

Como dice el refrán…
¿Quieres ser feliz una noche? Emborráchate!
¿Quieres ser feliz un año? Cásate!
¿Quieres ser feliz toda la vida? Cultiva un buen carácter!