SER UNO MISMO 

Algunas personas llegan a la consulta con un anhelo de autenticidad inconfundible; se les ve en el mirar, en lo que les conmueve, en lo que preguntan, en lo que han dejado atrás, en lo que no les preocupa…

Han dejado atrás el deseo de agradar a los demás, casi no les preocupa ser aprobados por otros, claramente prefieren estar en paz consigo mismos. Tienen algo salvaje a punto de despertar… y han decidido despertarlo, les lleve a donde les lleve. La autenticidad es como ese binomio especial, un caballo poderoso y un jinete valiente, diestro, recio. El caballo es la fuerza de las emociones que se canalizan el jinete es la claridad de la mente que ilumina. Quien viaja hacia la autenticidad ha decidido que el pasado es el sostén, pero la dirección es lo nuevo; va a dónde el futuro la reclama, responde a su llamado y no mira atrás.

Ellos sienten que se deben a sí mismos ser la mejor persona que pueden ser; desean crear, amar, disfrutar de las cosas pequeñas, creen que siempre hay tiempo para lo que de verdad importa, creen que querer es poder y admiten que cuando no pueden pedir ayuda está bien. Atisban que es posible pasar por los problemas más serios sin perderse, sin actuar mal, sin sufrir de más.

Son los que trabajan con su sombra, hasta conectar con su ser real.
Son los que no negocian con la mediocridad.
Son los que miran al temor a los ojos y queriendo huir, no dan un paso atrás.

Cuando se cansan, continúan cien pasos más.
Cuando se caen, se vuelven a levantar.
Cuando les ayudas, te aman sin final.

Cada vez que alguien así aparece, me conmuevo, me sorprendo, me enamoro…y doy gracias,  doy gracias a la vida. Si cierro los ojos les veo, a todos;  y sí, es cierto, me enamoro.

Acompañar y ser acompañado quizás sea, lo más grande que se nos concede.

ALGO SALVAJE

Quienes van hacia sí mismos
tienen algo salvaje
no lo evitan,
lo cultivan.
Se saben diferentes
no lo disimulan,
ni lo muestran,
simplemente lo disfrutan.

Ese algo salvaje, es fuerza
es potencia necesaria
como el caballo al  guerrero
como el viento al velero.
Permite dejar atrás las verdades impuestas,
esas que son ajenas,
que ensombrecen, que enajenan.

Ese algo salvaje se gana en la tormenta,
y se afianza cumbre a cumbre.
No la cima social
no por Dios, esa no
si la que se escala en la noche oscura
la que resbala como piedra plana
en ladera de lluvia,
la cumbre de uno mismo.

Más te vale peregrino
si escoges ese camino
hacer las paces con la soledad,
será tu más fiel compañía.
Es el camino de no negociar con nadie
no con el miedo
no con la mediocridad.
No excusarse en no saber
no vivir para complacer
ni procurar ser aceptado.
Quien no teme vive creciendo
quien no se excusa, vive aprendiendo
quien no negocia,  es auténtico
quien no procura ser aceptado, se acepta.

Elígelo peregrino
elige ese camino
da el amor que no anochece.
Camina así peregrino, talando nuncas
soltando cadenas
vive sembrando sueños
vive así  peregrino
elige ese camino
cosecharás  imposibles.

Quienes van hacia sí mismos
tienen algo salvaje
si,
algo salvaje que enamora.