La vida nos ofrece cotidianamente oportunidades para aprender con independencia de nuestra edad. Desde la mirada del aprendiz podemos ver en las experiencias una guía y sabemos que se dará o no un despliegue, en función de la calidad de nuestra respuesta. 

Entrenarnos a estar más atentos, más presentes para que sea mejor la calidad de nuestra respuesta, es aprender a aprender. 

Ser buenos aprendices nos abre las puertas a una vida más armónica y nos convierte en un bien preciado para quienes nos rodean… La luz enciende luz.