CULTIVAR NUESTRA LUZ 

La luz (sabiduría) es el antídoto al sufrimiento, dicho antídoto no siempre es fácil de aplicar. Asociarnos a quienes trabajan sobre su propio carácter es una ayuda inmensa. Algunas sugerencias prácticas para aumentar la luz interior: 

– Recordar que los sucesos negativos (que nos hacen pensar que el mundo es un lugar oscuro), sólo son un aspecto de la realidad. En el interior de cada uno de nosotros hay una luz que todos intentamos proteger, aumentar y compartir; tenerlo presente nos eleva. 

– Hay períodos en que estamos emocionalmente muy bajos y resulta difícil encontrar nuestra luz, mucho menos ser un apoyo para otros. Esos momentos por reales que sean no niegan nuestro potencial, no criticarnos es una de las medicinas esenciales para que transcurran aceptablemente bien.

– Intentamos salir de los problemas pensando mucho, sin embargo es respirando, aquietándonos y encomendándonos a una inteligencia y poder superior, como resulta más fácil encontrar la salida.

– Cuando los problemas parecen insuperables tenemos que centrarnos en lo que podemos controlar y recordar que eso basta. Vivimos en un mundo en donde se nos ha hecho creer que lo más grande es siempre lo mejor; sin embargo lo posible aquí y ahora, es lo mejor.

– Tener presente que nuestra luz es hija de las lecciones aprendidas ayuda a ver que las lecciones actuales son la promesa de una mayor luz por emerger.

– Buscar nuevas formas personales de compartir nuestra luz, la multiplica; participar de las meditaciones mundiales es una bella forma de compartirla en términos no locales, que también la multiplica. 

– Es importante recordar que ver su propia luz, es un trabajo personal intransferible; pueden ayudarnos pero hay un sendero hacia adentro, que sólo nosotros podemos transitar. No podemos controlar lo que los demás piensen, digan o hagan; nuestra luz no puede depender de como nos ven o nos tratan quienes en este momento no tienen luz.

– Nuestro ego tiene diversas formas de escapar del dolor, es comprensible que así sea, sin embargo seguir pensando que huir es posible crea muchas consecuencias negativas. El dolor es un maestro que con el tiempo nos templa en unos casos y nos sensibiliza en otros. 

– Desahogarnos cuando estamos mal, es una necesidad sana, todos necesitamos de vez en cuando alguien que nos escuche con calma para protestar, soltar las ofensas que nos han dolido, dar salida al enfado. Hay una alquimia en ser escuchado así que nos permite comportarnos luego como seres cabales en la situación de conflicto. Recientes estudios demuestran que la gente tiene menos amigos que antes, las redes sociales dan la ilusión de tener muchos amigos; que nada ni nadie nos distraiga de dedicar tiempo a cultivar la verdadera amistad.