Nuestro lugar en la Creación es tan privilegiado que a diferencia de los otros Reinos, se nos concedió el libre albedrío. Tenemos libertad de tener comportamientos que nos elevan, nos ennoblecen; o elegir otros que nos vuelven insensibles, voraces, competitivos y destructivos para el entorno.

Ahora podemos aprovechar esta oportunidad única que la vida nos concede, la de detenernos todos al mismo tiempo, para una análisis de conciencia en diversas áreas. Circula un video precioso que aquí adjuntamos, en el que junto al descenso de la polución se observa el regreso de la fauna a las ciudades. Patos en la Fontana di Trevi, jabalíes en las calles de Barcelona y pavos reales paseándose elegantes por las de Madrid y ciervos en manada por una ciudad de Japón.

Podemos recordar que miles de especies de animales conviven con nosotros y ninguna supone un riesgo a nuestro bienestar. Podemos ser conscientes de que recibimos su belleza, nos alimentamos de su miel, de su leche, nos vestimos con su lana… o ir más allá y reconocer que la tierra es hogar de ellos, tanto como nuestro. Podemos ir aún más allá y ser conscientes de que los hemos diezmado con la contaminación. Y si somos valientes, podríamos dar un paso mas y preguntarnos por la masacre diaria, a la que sometemos al reino animal comiendo sus cuerpos. Los mataderos son infiernos sobre la tierra y están en todo el globo. Separar el paquete de carne que está envuelto en plástico, del ser sintiente que fue sometido a una muerte horrenda, es una escisión que podemos hacer y hacemos, pero es falsa. Podemos dejar de seguir haciéndola.

Al tiempo que reconocemos por fin el dolor, el terror y la angustia que les causamos, podemos también reflexionar en lo que nosotros mismos nos causamos. Cito parte de la ponencia de Armando D´Elia (farmacéutico y presidente del comité Científico de la AVI), en el 6º Congreso Vegetariano Europeo: “Los efectos de las proteínas animales pueden, sin ninguna duda, ser vistos en el aumento de la agresividad, intolerancia, violencia, odio, comportamiento antisocial e insensibilidad moral”. El efecto de la carne sobre el comportamiento aumentando la agresividad se emplea por los ejércitos nos explica el farmacéutico, citando ejemplos desde la antigüedad hasta la Guerra del Golfo, citando cifras.

Y más adelante expresa: “El vegetarianismo favorece las facultades del conocimiento más alto, los cadáveres las reducen, fomentando comportamientos peligrosos para los individuos y la sociedad, reduciendo los niveles de serotonina”.

Para algunos reflexionar en el dolor y el terror que les causamos en los mataderos, es suficiente; para otros reflexionar en el efecto sobre ellos de ingerir su carne con las hormonas del estress y el pánico da que pensar. Para otros, que ya son vegetarianos, disfrutar de las imágenes de nuestros compañeros de planeta, volviendo a las ciudades, es un espectáculo.

Quizás paso a paso, podamos ser vegetarianos 1 día a la semana, luego 2… alguna día quizás siete. En todo caso cualquier movimiento en esa dirección reduce el horror en el mundo.
La Madre Naturaleza nos lo dio todo, pero no entendimos que era un regalo.

No nos comportamos como invitados.
No nos sentimos en deuda de gratitud.
Hemos sido detenidos.
Todo mejora.
Y lo mejor, es que nosotros podemos elegir mejorar.