Hay una intima relación entre la fuerza heroica y Escorpio, es el signo cuya energía permite ir hacia el interior y allí luchar las verdaderas batallas. En Sagitario amamos un ideal, pero para encarnar el ideal es necesario haber pasado por Escorpio. Decía Gandhi que “no existe causa alguna por la cual merezca la pena matar, pero que por la causa de la igualdad vale la pena dar la vida”; él se identificó con un ideal y lo encarnó, se convirtió en la causa que defendía y por eso inspiró a cientos de miles. Es la vida palpitando en un hombre lo que contagia, es la grandeza quien inspira.

A la grandeza se llega a través del valor y la perseverancia, algunos tienen el valor suficiente de luchar tantas batallas contra todo lo que hay de pequeño, egoísta y mezquino en su naturaleza, que alcanzan el día en que ganan la guerra, de ellos se dice que son la luz del día. Esos hombres son como un gran árbol, imponentes y acogedores a la vez, enraizados en la tierra y el cielo, fuertes y abiertos, al nido, a la ardilla, al peregrino. Confiables, incondicionales, eternos.

Hay hombres similares a Gandhi caminando entre nosotros hoy, no siempre les reconocen quienes les ven, porque los ojos muchas veces miran sin ver, pero quien les reconoce cambia profundamente.  En contacto con alguien que es la luz del día, uno cambia y sigue cambiando en un proceso sin final, porque se aviva de tal forma la hoguera interior que la vida es transmutación.

Todas las tradiciones y cada época, todas las geografías y cada cultura han tenido formas de representar esa lucha interior que da lugar a la metamorfosis, al nacimiento de un gran héroe. Los mitos de Hércules; la Odisea; el Viejo y el Nuevo Testamento, la Cabalah, el Bhagavad Gita, y las versiones modernas de los antiguos mitos como Matrix, El Ultimo Samurai, Batman Begins tratan todas no sólo de la lucha entre el bien y el mal, sino de la batalla contra la sombra al interior para vencer el temor, el orgullo, el deseo de poder y nacer a la capacidad de ser: servir.
¿Por qué siguen vigentes los antiguos mitos? ¿Por qué estudiamos los eternos poemas y sus símbolos? ¿Qué razón lleva a que la figura del héroe sea la más repetida en todas las películas, sean ellas buenas, regulares o malísimas? La razón es que todos estamos llamados a recorrer esa senda. La razón es que vivir sólo es vivir cuando caminar es hollar ese camino. La razón es que sabemos profundamente anclado en nuestro ser, más allá del intelecto, que los héroes existen. Los héroes somos nosotros, si aceptamos el llamado.

Un héroe, un guerrero de la no violencia es alguien que vive en contacto con la fuerza del alma en él, ese vivir es un vivir muriendo y renaciendo, renacer es renovarse, es resurgir, es apoyarse en el pasado pero abrazar el futuro, atreverse a cambiar, soltar, adentrarse en lo desconocido,  para ser eventualmente el que en verdad se es: la luz del día.

El ser es como el sol, en el ser, el servir adquiere todo su esplendor.

Si nos ponemos poéticos podríamos quizás decir que en el servicio vemos el matrimonio del valor y el amor, el valor permitió la purificación, la pureza levanta los velos y se trasluce por fin la esencia del hombre, el amor.

Nota – Editorial de davida-red.org de Noviembre de 2005 – publicada con el título NO VIOLENCIA, modificada por el autor en Noviembre de 2017.