La luna llena de Capricornio es el 10 de enero a las 20: 21 hora española.

El Plenilunio de Capricornio este mes de Diciembre es el día 22 a las 18:48 hora española. 

Capricornio es según la Sabiduría Eterna el perío­do donde se puede lograr la iluminación, o lo que los eso­teristas han llamado la «Terce­ra Iniciación», cuya simbolo­gía bíblica está esbozada en la transfiguración de Jesús ante Juan, Pedro y Santiago en el Monte. Pedro la roca es el símbolo del cuerpo físico, Santiago o Jaime, el engañador simboliza la naturaleza emocional, Juan nombre que significa “el Señor ha hablado “ representa la mente.

El trabajo sobre la  impersonalidad comenzado en Leo es aquí perfeccionado, la impersonalidad no debemos olvidarlo, está basada en un fundamental logro:  la personalidad. Se debe haber estado tremendamente apegado antes de poder conocer el significado de la impersonalidad. Esto es una paradoja, pues no hay logro de ser impersonal sin haber vivido y trascendido  lo personal. La impersonalidad que debemos desarrollar es una expansión del amor personal que tenemos por un individuo, por nuestra familia, nuestro círculo de amigos, es exactamente la misma actitud hacia la humanidad, pero no tiene nada que ver con el sentimentalismo. Podemos amar a toda la humanidad porque conocemos el significado del amor personal, y debemos brindar a todos el mismo amor que hemos dado a los individuos cercanos a nosotros.

La impersonalidad no es distanciamiento, no es  levantar muros; es amar a todos porque somos capaces de ver a las gentes como realmente son, con sus fracasos, sus logros y viéndolos con mirada penetrante, amarlos a pesar de sus faltas. En las Reglas del Camino está escrito. «Cada uno ve y conoce la vileza de cada uno. Y sin embargo no hay, con esta gran revelación, negación ni rechazo mutuo». Esa es la condición que se debe lograr en Capricornio. Lo que debemos desarrollar no llega endure­ciendo el corazón, ni con una tremenda separación, ni trepando a un pedestal.

Cerbero el perro de tres cabezas, guardián del Hades, con el que se ha de enfrentar Hércules en su décimo trabajo, tiene la  cola formada de serpientes, éstas representan las ilusiones que impiden el progreso de la vida espiritual. La materialidad que nos oprime; la naturaleza síquica inferior que causa una destrucción tan grande; el temor a lo largo de cada posible línea; el temor al fracaso que mantiene a tantos apartados de la actividad y engendra sólo inercia, la gran falta, de los aspirantes y los discípulos.

Capricornio lleva al hombre de la ambición, – en la Rueda Común -, al servicio, una vez que tanto la ambición terrenal como  la espiritual han sido trascendidas. Cuando el trabajo de Capricornio ha sido exitosamente concluído el discípulo se rige por las siguientes palabras: “ Estoy perdido en la luz suprema, pero a ella vuelvo la espalda”, y así llega  a Acuario, como Servidor de la Humanidad. Recordemos que precisamente el Cristo como último acto en su camino al Gestemaní y al Calvario, lava los pies de sus discípulos.

El Tibetano expresa en Astrología Esotérica una de las reflexiones que creo más conmovedoras resultan en nuestras presentes circunstancias y las sigue de una cita que también adjunto: «El cristianismo no ha fracasado; nunca ha sido ensayado». Preguntémonos sinceramente ¿Estamos ahora nosotros, después de dos mil años, realmente empezando a ensayarlo individualmente y en grupo? Sólo si logramos ponerlo en práctica haremos posible  a Cristo reaparecer, y sólo a través de nuestro obrar como discípulos es posible preparar a la humanidad para reconocerlo y para ser capaz de soportar la calidad de las emanaciones que acompañen su venida.

“Que cada hombre recuerde que el destino de la humanidad es incomparable y que depende en gran parte de su voluntad para colaborar en la tarea trascendente. Que él recuerde que la ley es, y siempre ha sido, luchar; y que la lucha no ha perdido nada de su violencia al ser transportada del plano material al espiritual. Que él recuerde que su propia dignidad, su nobleza, como ser humano, debe surgir de sus esfuerzos para liberarse de su servidumbre y debe obedecer a sus aspiraciones más profundas. Y, que por sobre todo, nunca olvide que la chispa divina está en él, sólo en él, y que él es libre de descuidarla, de matarla, o de acercarse a Dios mostrando su anhelo de trabajar con Él, y para Él “.

El Conde de Noüy.

Capricornio está dividido en tres niveles: el primero es el de las cabras. En éste, el ser humano escala por todas par­tes y hace de todo con tal de alcanzar únicamente fines materiales. En el segundo, está el cocodrilo, donde no sólo se busca controlar la vida física, sino también la de las emociones y la mente. Aquí se enfrentan cinco pruebas: ven­cer al poder del sexo, el dinero y los bienes, y obtener su li­bertad. Expandir la conciencia hasta el plano intuitivo y con­vertirse en un creador. Vencer  el miedo a la soledad, el orgu­llo y la ambición mundanas, y, finalmente, ser capaz de soste­nerse a un nivel de frecuencia espiritual. Por último, en el tercer nivel capricorniano, un Unicornio simboliza al iniciado mayor que no se identifica más con la parte formal de su existencia, sino con el espíritu. Si está en la Tierra, es por gus­to propio y se mantiene allí únicamente por su anhelo de servir a la humanidad.

En la mitología, Hércules baja hasta los infiernos (domi­nio de Hades), donde libera a Teseo, pero para lograrlo tiene que matar con sus manos a Cerbero, monstruo de tres ca­bezas, símbolo de las sensacio­nes, el deseo y las buenas in­tenciones no llevadas a cabo.

En Capricornio, se favorece la destrucción de las ilusiones, que nos impiden el progreso espiritual, y del temor a fraca­sar, que nos aleja de la activi­dad y nos produce inercia. Es común que en el camino espiri­tual presentemos un complejo de inferioridad que nos hace sentir incapaces de realizar algo, o una idea exagerada de nuestra importancia, que nos conduce al orgullo y al separatismo. Ninguna de las dos visiones favorece el desarrollo de nuestro plan.

El ser místico que representa al signo de Capricornio, ese ser con cara de cabra y cuerpo de Chronos (animal gigante desenroscado), es el símbolo de una fuerte determinación bajo una expresión delicada y sonriente. El verdadero trabajo y la verdadera determinación, precisan sólo de capacidad y de estabilidad más no de rudeza. No es necesaria la brusquedad para llevar a buen término una empresa difícil.

La mera determinación sin destreza hace que la fuerza se quede en la superficie y eso no nos trae el éxito. La mera destreza sin determinación nos lleva a la falta de propósito, y esto tampoco contribuye al éxito. La destreza aplicada al trabajo con determinación es el único camino para escalar la cima del monte llamado éxito. Capricornio es llamado el Monte por el Maestro Tibetano. La meditación durante la Luna Llena de Capricornio produce una sutil armonía entre estos tres factores: destreza (la cara de la cabra), determinación (el animal acuático) y el trabajo físico (la cola enroscada del animal).

Que este símbolo nos de el éxito mediante una síntesis adecuada de estas tres fuerzas simbólicamente representadas en Capricornio.

Jesús nace en Capricornio, pues simboliza al hombre que ha alcanzado la iluminación (referencia que no debe ser to­mada textualmente por los hombres que nacen en dicho período del zodiaco). La época en que el Sol está en Capricornio – particularmente el plenilunio- es el me­jor período para hacer mayores esfuerzos en entrar en contacto con la Jerarquía y su cabeza, el Cristo.

Para esto, existen siete modos que enu­mera Saraydarian:

* Servicio sa­crificado,

* Meditación,

* Olvido de uno mismo,

* Inofensividad y palabra recta,

* Elevado nivel de vida espiritual,

* Vivir en presencia del Cristo,

* Ayudar al Cristo y a los que ayudan al Cristo, y por último,

* Construir un centro de difusión de su energía curadora.

La Meditación sugerida por Saraydarian es la siguiente:

  1. Entonar tres OM.
  2. Visualizar un bosque de pinos en los que usted se ima­gina que camina hacia la cima de una montaña.
  3. A medida que camina, trate de oír una música mag­nífica que surge de árboles, arbustos, flores y pájaros. Camine.
  4. A medida que se acer­que a la cima, visualice a Cris­to sentado bajo un enorme pino en profunda meditación, tratando de tomar contacto con el Alma de la humanidad.
  5. Vea otros peregrinos que se acercan a la cima y for­man círculo alrededor del Cristo. Visualícelo con ropas de color blanco puro, en medi­tación profunda, y durante unos pocos momentos obser­ve Su rostro.
  6. Cierre los ojos y diga La Gran Invocación: «Desde el punto de Luz…»
  7. Entonar tres OM.
  8. Meditar sobre Sus pala­bras durante diez minutos:

«Si os amáis uno al otro, el mundo sabrá que sois mis discípulos«. Luego, formúle­se la siguiente pregunta:

«¿Qué puedo hacer para ayudar a la humanidad?» Trate de dar tres respuestas a su pregunta, respuestas que sean prácticas, lógicas y ac­tualizadas. Esto debe tomar otros cinco minutos.

  1. Decir el Mantram de la Unificación: «Los hijos de los hombres son uno…»
  2. En su visualización, mar­che hacia Cristo, que El ponga Sus manos sobre la cabeza de usted. Sienta la energía curativa que penetra en su cuerpo. Sienta la energía de la paz que descien­de en su corazón. Sienta una energía ilumi­nadora que penetra en su mente. Véase lentamente transfigurado, purificado y en estado glorificado. Vea rayos de bendición que se irradian desde su Alma hacia la huma­nidad.
  3. Formule a El una promesa solemne de estar en la luz de la pureza.
  4. Diga La Gran Invoca­ción.
  5. Descienda de la monta­ña. Vuelva a donde usted esté sentado, sienta su cuerpo y diga tres OM.

Permanezca sentado de cinco a diez minutos con áni­mo relajado, y luego estará lis­to para dirigirse a servir al mundo.

MANTRAM  DE LA UNIFICACIÓN
Los hijos de los hombres son uno solo
y yo soy uno con ellos.
Busco amar, no odiar.
Busco servir, no exigir debido servicio.
Busco curar, no herir.
Que el dolor procure debida recompensa
de luz y amor.
Que  el Alma controle la forma externa
y la vida y todos los acontecimientos
y revele al amor que subyace
en los sucesos del tiempo.
Que venga la visión y la intuición,
que se revele el futuro.
Que se manifieste la unión interior
y desaparezcan las divisiones externas.
Que el amor prevalezca.
Que todos los hombres amen.
Sintesis: Isabella Di Carlo

Bibliografía:

Saraydarian, Torkom. Sinfonía del zodíaco. Editorial Kier S.A., Buenos Aíres.

Bailey, Alice A. Los trabajos de Hércules, una interpretación astrológica. Ed. Solar.

Bailey, Alice A. De Belén al Calvario. Editorial Fundación Lucis.

Maestro E.K. Meditaciones de Luna Llena. Editorial Dhanishtha.

Santiago Rojas Posadas. Revista Notas de Luz. Noviembre Diciembre 1994.

10 ener 20: 21