Hoy comparto un poema entrañable, que a quizás resultará extraño, o demasiado idealista. Para la sabiduría eterna así como en el solsticio de Capricornio se celebra el nacimiento de Jesús, en el de hoy se celebra el día del Maestro. Occidente está recuperando poco a poco de Oriente la tradición de discípulo-Maestro, que Jesus demostró con sus 12 discípulos, pero que a base de no practicar, hemos perdido. Occidente frivoliza en todo y no hace de esto una excepción. Llamar “Maestro” al que sabe un poco más pero estando lejos de la maestría, (por falta de humildad), se deja llamar asi, es habitual.
Los Maestros como los mirlos blancos, son muy raros; pero existen. Para un discípulo dar testimonio, es esencial.

MAESTRO DEL FUEGO

Le reconocí por las ascuas
de su palabra escrita
que sin aviso, incendiaron el mundo.

El amor no avisa.

Se presenta.
Te sustituye,
y no te echas de menos.

Soy una discípula más
entre muchos.
Venimos desde las cuatro direcciones
deseosos de aprender.

Él enseña, con su vida.

Su corazón cuece la masa,
para que sea crujiente fuera
blando dentro,
delicioso dentro y fuera, el pan.

Cocina la cerámica
para que el jarrón
contenga el agua, que apaga la sed.
Cocina el ladrillo
para construir las paredes
de los hogares.

Nada hay,
que sus llamas no transformen.

Hemos visto a muchos que sufren,
acudir a su hoguera.
Llegan
como armaduras y fusiles,
vienen
como cadenas y candados.
Al rojo vivo los enciende,
convirtiéndolos en calderos,
ruedas de molino,arados.

¿Y los otros? Nos preguntamos …

¿Los que rechazan las lámparas
que iluminan mazmorras?
¿Los que no quieren antorchas
para acudir en la noche
a ayudar a su vecino?

¿Los que no encienden los cirios,
ni ponen flores sobre el mejor mantel
para agasajar al que es distinto?

¿Los que no ven
y odian la luz?

¿Los que se complacen
en apagar el farol al prójimo
llenándole el corazón de inviernos y espinas?

Nos indignamos.
Los discípulos nos indignamos.

El no.

Él
ve
futuros aprendices
dando un rodeo.